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sábado, 1 de noviembre de 2008

Mujeres Gitanas Universitarias ve "intolerable" que se extienda a todo un grupo social acciones individuales

Jaén.- Mujeres Gitanas Universitarias ve "intolerable" que se extienda a todo un grupo social acciones individuales

JAÉN, 30 Oct. (EUROPA PRESS) -

La Asociación de Mujeres Gitanas Universitarias de Andalucía, Amuradi, expresó hoy su "más firme condena" ante los acontecimientos que "se están produciendo en la localidad jiennense de Castellar contra sus vecinos gitanos", al tiempo que tachó de "intolerable" el hecho de "que se sigan haciendo extensivas las acciones de las personas individuales a todo un grupo social".

A juicio de esta asociación si se producen conflictos con un determinado grupo de personas que incurre en un delito se habrán de emprender las acciones legales pertinentes para que la justicia actúe sobre ellas y que ha de ser la ley la que emita el veredicto final, pero que "en ningún caso se puede tolerar que se responsabilice oque se culpabilice a todo un grupo utilizando como único argumento su pertenencia étnica".

En esta misma línea, recalcó, a través de un comunicado, que los comportamientos delictivos "no están jamás vinculados ni con una cuestión cultural, ni con una cuestión genética, ni mucho menos, con una cuestión de etnia" y subrayó que a la vista está que existen muchos gitanos que conviven como ciudadanos y ciudadanas de pleno derecho en el país.

Amuradi, entidad federada a la Federación Andaluza de Mujeres Gitanas, Fakali, recalcó que ambas organizaciones trabajan por la causa gitana y que realizan una labor de difusión de la cultura y de los valores positivos de las personas gitanas "con el fin de que no se produzcan brotes de índole racista como los producidos en Castellar", si bien lamentó que sus "esfuerzos quedan mermados" si no cuenta con el apoyo y la implicación constante de los representantes políticos de la ciudadanía española.

Por ello, instó "encarecidamente" a los poderes públicos para que tomen cartas en este asunto y habiliten medidas urgentes "lo suficientemente categóricas como para evitar que este hecho alcance dimensiones incontrolables así como para impedir que casos como el de Castellar no se vuelvan a repetir nunca más".

Al respecto, advirtió de que consentir que se celebren manifestaciones como la prevista para el próximo sábado "no hacen sino avivar aún más las llamadas del racismo y de la xenofobia hacia la sociedad gitana" y, ante ello, hizo un llamamiento a la sociedad en general: "No queremos perder la oportunidad de invitar a la ciudadanía a que abra sus ojos para conocer a la sociedad gitana, una comunidad diversa, una comunidad repleta de valores; como el paso crucial hacia la verdadera modernización de nuestra tierra, Andalucía, hacia la modernización de nuestros aspectos humanos y de nuestros aspectos sociales".


sábado, 11 de octubre de 2008

Pascual Borja «Los estudios harán a los gitanos un pueblo libre»

Sábado, 11/10/08. 20minutos.es

Pascual Borja «Los estudios harán a los gitanos un pueblo libre»

UNAI ETXEBARRIA. 10.07.2006
Pascual Borja «Los estudios harán a los gitanos un pueblo libre»
Además de ingeniero informático es el responsable del Consejo para la promoción integral y participación social del Pueblo Gitano en el País Vasco

Él se alegró de que Miguel de Cervantes se quedara manco, porque llamaba a los gitanos hijos de ladrones. Esto es una broma; la dice Pascual Borja, que es gitano, ingeniero informático, y que ahora trabaja por que su etnia estudie para en el futuro ser más libre.

Lo que no es una broma, sino un error, es comprender la cultura de este país sin entender la cultura gitana, que lleva aquí cinco siglos, dice. Pascual Borja, que ahora tiene 24 años, cursó estudios superiores cuando ningún gitano lo hacía. Ahora, cada vez son más en el colegio, pero cuando Pascual estudiaba, todas las referencias a los gitanos en el aula eran negativas. «Que ¿qué hago aquí -tuvo que responder- llevo aquí 500 años», recuerda.

Le da pena que los gitanos sepan tanto de los payos, y tan poco los payos de los gitanos. «El 80% de nuestra formación viene de la sociedad no gitana». Y, ¿qué puede aportar la cultura gitana a la sociedad paya? «Por ejemplo, el respeto a los mayores». Una respuesta bien traída, cuando uno de los problemas más sonados en la escuela es la falta de autoridad del profesor, y uno de los valores gitanos más férreos es el respeto a los mayores.

En casa no le apoyaron en sus estudios; le empujaron, cuenta. Pero no en todo los hogares gitanos hay eso. Hacer una inversión a 15 años vista es difícil para un pueblo que lleva 5 siglos viajando y viviendo al día. Es una cuestión de supervivencia. «Necesito a mis hijos trabajando ahora, tengo muchas necesidades», le responden los padres.

Él ahora trabaja por que los gitanos estudien. Les dará herramientas para la vida, eso lo tiene claro. Podrán elegir qué ser en el futuro, cuando cada vez son más complicados los oficios gitanos, como la venta ambulante. No tendrán que acabar cogiendo los trabajos que la sociedad deshecha, y serán más libres.

lunes, 1 de septiembre de 2008

Cardenal Martino: “Los gitanos son una riqueza para la Iglesia y para la sociedad”

La Santa Sede y los obispos alemanes inauguran un congreso mundial sobre pastoral gitana
Cardenal Martino: “Los gitanos son una riqueza para la Iglesia y para la sociedad”

CIUDAD DEL VATICANO, lunes 1 de septiembre de 2008 (ZENIT.org).- Hoy se ha inaugurado en Freising (Alemania) el sexto congreso mundial de Pastoral Gitana, que durará hasta el próximo día 4 de septiembre.

El congreso, que reúne a responsables y agentes de la pastoral gitana de todo el mundo, está organizado por el Consejo Pontificio para la Pastoral de Migrantes e Itinerantes, en colaboración con la Conferencia Episcopal alemana.

En su saludo de bienvenida a los participantes en el congreso, el cardenal Martino explicó el lema elegido, "Los gitanos jóvenes en la Iglesia y en la sociedad". "A vosotros este congreso os reserva un puesto privilegiado, en cuanto que os considera una riqueza para la Iglesia y para la sociedad".

El cardenal Martino recordó que tanto Juan Pablo II como Benedicto XVI han insistido en la importancia de los jóvenes para la Iglesia y para la sociedad: " la Iglesia tiene necesidad de vuestro idealismo y de vuestra generosidad, de la fe joven" (mensaje a los jóvenes en Sydney).

Según el prelado, entre los problemas que deben afrontar hoy los jóvenes gitanos destacan las "precarias condiciones de vida y falta de oportunidades de formación y de trabajo", lo que provoca muchos sentimientos de "desarraigo y desigualdad", así como la "pérdida de confianza en sí mismos, en la familia, en las instituciones políticas, jurídicas y educativas, tanto sociales como eclesiales".

Ante esta situación de discriminación, añade el purpurado, "la Iglesia no puede quedarse indiferente", sino que "todos los cristianos deben asumir sus propias responsabilidades sobre el respeto a la dignidad y los derechos de todo ser humano".

Especialmente "toca a los gobiernos y a los organismos internacionales proteger la dignidad y la identidad de todo ser humano y de la humanidad entera", añadió.

Éste fue el principal llamamiento del Congreso de Pastoral Gitana celebrado en Budapest (2003), tanto a los Gobiernos como a los medios de comunicación.

El cardenal Martino constata que, a pesar de que hay actualmente "una considerable apertura e interés hacia las poblaciones gitanas por parte de organizaciones internacionales y nacionales", sin embargo "asistimos a una cierta inflexibilidad y posturas ambiguas por parte de algunos Gobiernos, que no podemos dejar de deplorar".

El congreso inaugurado hoy, explicó el presidente del Consejo Pontificio para las Migraciones, deberá servir para "renovar nuestro empeño y nuestra voluntad de servir al prójimo con caridad y con amor".

"Es nuestro deseo buscar con vosotros las respuestas a las preguntas que tenéis en el corazón, sobre el sentido de la vida y de la existencia, sobre la relación con Dios, con los demás y con la naturaleza, sobre el porqué el desprecio al hombre y el vilipendio de su dignidad, a pesar de tantas declaraciones que confirman sus derechos", añadió.

miércoles, 27 de agosto de 2008

NIÓN ROMANÍ TACHA DE "RACISTA" AL PARTIDO NACIONAL CHECO

NIÓN ROMANÍ TACHA DE "RACISTA" AL PARTIDO NACIONAL CHECO POR QUERER EXPULSAR A LOS GITANOS DEL PAÍS

SERVIMEDIA



MADRID, 27-AGO-2008

El vicepresidente de Unión Romaní, Antonio Torres, tachó hoy de "racista" y "xenófobo" el anuncio del Partido Nacional checo de pagar el billete de avión a los gitanos para que abandonen el país.

Torres declaró a Servimedia que ese anuncio "está fuera de lugar" y expresó su confianza en que la comunidad gitana en la República Checa haga caso omiso a esa propuesta.

El vicepresidente de la Unión Romaní dijo que el Partido Nacional checo "es tan racista, que quiere quitarse de enmedio a los gitanos, para decir en las próximas elecciones al Parlamento checo que nosotros conseguimos que los gitanos se marcharan".

"Esta actitud de 'yo le pago a usted para que se marche' es racista; Quitarte de enmedio a un grupo de población es xenófobo y racista", recalcó.

lunes, 21 de abril de 2008

miércoles, 2 de abril de 2008

El fiscal vuelve a pedir cárcel para el alcalde por los ataques a los gitanos

Solicita un año y nueve meses de prisión por delitos de desórdenes y daños, mientras que la acusación particular reclama un año de internamiento penitenciario por manifestación ilegalC. Sáez / Huelva Actualizado 02.04.2008

Un año y nueve meses de prisión solicitó ayer el fiscal para el alcalde de Cortegana, Antonio Marín, así como para los otros doce acusados de los incidentes contra la comunidad gitana que se registraron en Cortegana en el transcurso de una manifestación organizada por el Ayuntamiento tras el asesinato de Mateo Vázquez. El fiscal elevó así a definitiva su petición para los trece imputados, y solicitó igualmente por el delito de daños la pena de un multa de 18 meses, a razón de seis euros por cada cuota diaria y con una responsabilidad personal subsiadiaria de un día de privación de libertad por cada dos cuotas diarias impagadas para los acusados, salvo para el alcalde, y responsabilidad subsidiaria para el Ayuntamiento.La acusación particular introdujo ciertas modificaciones a su petición inicial y retiró los cargos contra I.R.M., al no quedar acreditada su participación en los hechos, redujo a dos años de prisión su solicitud para I.L.C. y M.J.P. por un supuesto delito de provocación al odio racial y solicitó un año de cárcel para el alcalde por un presunto delito de manifestación ilegal. Para el resto de los acusado reclamó tres años de cárcel también por delitos de provocación al odio racial, manifestación ilegal y daños, y otros dos años por un delito de amenazas a la minoría étnica gitana. También les considera autores de un falta de injurias contra los agentes de la Guardia Civil por que pidió un multa de treinta días a razón de tres euros, además de las indemnizaciones de las cantidades acreditadas por los daños. La defensa solicitó la libre absolución.
La sala de vistas de la Audiencia acogió ayer la segunda sesión del juicio contra los acusados de presuntos delitos de desórdenes público y otro continuado de daños durante los altercados ocurridos en el barrio de Las Eritas, sesión en la que declararon más de treinta testigos entre concejales o ex concejales del Ayuntamiento corteganés, vecinos de la localidad, participantes en la manifestación, afectados y agentes del Instituto Armado.Itinerario sí, itinerario no. Había o no un recorrido establecido que después desembocó en Las Eritas. Responder y aclarar está cuestión copó buena parte del juicio. Conforme los testigos fueron prestando declaración quedaron determinadas dos posturas. Por una parte, los concejales de IU no expresaron ninguna duda de que la manifestación debía discurrir, como acordó la junta de portavoces municipales, entre la plaza de la Constitución y la de la Esperanza; y por otra los ediles del PSOE que llegaron hasta las Eritas mantuvieron que nadie ni en ningún momento dio orden alguna de que la marcha no podía continuar y debía detenerse en un punto concreto.A este argumento se sumaron otros testigos que también siguieron la marcha hasta el lugar donde se produjeron los ataques contra los gitanos. Eso sí, en este punto, la mayoría de ellos señalaron que no tuvieron conocimiento de los altercados porque cuando se registraron encabezaban la manifestación y se encontraban a cierta distancia, aunque si habían reclamado la mediación de algunos de ellos para contener las supuestas agresiones que protagonizaba un grupo que se había rezagado. A preguntas de los letrados, la mayoría de ellos tampoco escucharon durante el recorrido gritos de tintes racistas del tipo "gitanos asesino" "salid os vamos a matar" y en cualquier sólo consignas como "asesinos", "justicia", "seguridad".¿Cuál fue el motivo que condujo al grupo de manifestantes a trasladarse a Las Eritas? Algunos testigos apuntaron a la propia inercia, la mala organización, el descontrol y otros sólo a la intención de dejar patente el clima de inseguridad que vivía el pueblo y que se reflejaba en una nueva muerte violenta a manos de miembros de la etnia gitana. Sin embargo, alguno fue más allá y llegó a asegurar que el motivo de trasladarse a Las Eritas fue porque los payos estaban literalmente acosados por los gitanos. Quiso poner un ejemplo que había experimentado personalmente pero el juez no se lo permitió. Era suficiente con lo que había declarado.En cualquier caso muchos de los testigos indicaron que en algún momento pensaron que la autoridad o las fuerzas del orden público pararían la marcha y reprocharon de alguna forma que la Guardia Civil cortara el tráfico y les permitiera atravesar la carretera para dirigirse al barrio donde viven gitanos y también payos como era intención de los manifestantes.En la sesión matinal, también prestó declaración un agente de la Instituto Armado que ratificó el testimonio que había aportado durante la instrucción del caso en la cual reconoció que buena parte de los trece acusados, a excepción del alcalde, participaron en los ataques lanzando piedras contra las viviendas del colectivo gitano, arrancaron una farola y volcaron un remolque para transportar caballos. El agente declaró también haber sentido miedo y que gracias a la intervención de la Guardia Civil no se produjeron males mayores porque la intención de los manifestantes era entrar en las casas de los gitanos. La vista concluyó con la lectura de los informes.

martes, 22 de enero de 2008

Junta y Ayuntamientos, incapaces de acabar con los guetos del área metropolitana

N. PÉREZ/ A. MALLADO/ A. BACA
abc.es 22/01/08 SEVILLA
La Junta de Andalucía, que impulsó en su día el Plan de Barriadas Marginales y que es competente en el realojo de áreas chabolistas, no ha podido erradicar en las últimas décadas distintas zonas marginales del área metropolitana. Los ayuntamientos de la Gran Sevilla tienen entre sus asuntos pendientes la mejora de barrios y zonas marginales o con alto riesgo de marginalidad, como para la capital son el Vacie y las Vegas. Tienen planes, generalmente de formación y reurbanización, muy lejos del que se ha definido para el Polígono Sur, pero hace falta mucho más. Éste es un retrato de la marginalidad en el área metropolitana.
Dos Hermanas

Raro es el municipio de la provincia que supera los 30.000 habitantes en el que no hay una zona marginal, aunque sólo sea una fila de calles apartadas a un extremo de la ciudad. Dos Hermanas apila al sur los barrios más desfavorecidos: del Cerro Blanco a Los Puntales. Fue refugio de Eleuterio Sánchez cuando era «El Lute», y sus calles arrastran el sanbenito del tráfico de droga y la delincuencia. Muchos hablan de que las administraciones han dejado crecer este gueto por «puro interés», mientras que otros advierten de que la fama, criada a pulso en las décadas pasadas, empobrece aún más el lugar donde nacieron. Cristóbal, de 57 años, dice que ha visto el devenir de una de las partes más duras de la zona, Los Montecillos. Era un chaval cuando llegó y aún echa de menos una convivencia «real» entre algunos vecinos de etnia gitana que invaden aceras concretas del Sur y los residentes «de toda la vida, familias modestas y trabajadoras». Pide que se les exija «el cumplimiento de las leyes» a base de «enseñarlos a convivir». «Hay vecinos que no ponen de su parte y esto dificulta el entendimiento. Deben saber que no pueden hacer candelas en la calle ni festejos en los acerados donde dejan los restos», apunta un vecino en la calle El Arenoso. Y es que al pisar las losetas que llegan a los portales, uno ve precisamente esos vestigios de fogatas nocturnas en unos muros que resisten a duras penas. Bancos derruidos, paredes y balcones agrietados, azulejos desechos, y forraje de altura. A los pocos metros, aparece una especie de estercolero que se ajusta a un panorama sañudo de marcos de puertas desgarradas de cuajo en los que incluso ha desaparecido el número. Una pintada de spray hace ver que es el bloque 6. Sentado junto a una «litrona», permanece un hombre en los bajos del edificio, rodeado de niños que juegan a subirse por las rejas de la ventana. «Hace poco más de un mes —recuerda una vecina—, chavales de 12 años, dispararon con escopetas de plomillos a cualquiera que pasara por aquí. Hay un problema de control sobre los menores, y muchos están en la calle y no en el colegio».
El panorama del Sur divide a los barrios, entre los que defienden un clima de avenencia no dado hasta el momento, con una bajada considerable de vandalismo, y aquellos que se resignan por considerar el problema «una fatalidad histórica» que les ha tocado vivir. Sea como fuere, se siente, in situ, un desasosiego generalizado. «Somos los más olvidados de Dos Hermanas. Se han llevado dos años para hacer poco más de un kilómetro de vial, tramito por tramito, y han derrochado en otras zonas, tirando para el norte, donde los bulevares se construyen más rápido. Hemos pedido un cuartelillo, pero aquí se hacen polígonos y no viviendas, sólo se anuncian mejoras en elecciones», comenta un vecino mientras, para evitar sospecha, dice que no milita en ningún partido».
En los últimos meses, la inquietud la trae la inmigración. «Vienen sobre todo de países sudamericanos y llegan desorientados e indocumentados», dicen. La casuística que siguen del alquiler, da que habla. «Uno arrienda un piso por 400 euros, por mucho menos en los bloques peores de Los Montecillos, y a su vez, alquila a otros las habitaciones para compartir gastos. Se juntan ciento y la madre», advierten.
Infraviviendas de los 80
Pocas «infraviviendas» de Los Montecillos, siguen siendo de los primeros adjudicatarios que llegaron al barrio a principios de los 80. Algunas viviendas sociales, afirman, hasta se han vendido por contrato privado. Se quejan de que, «aunque algunas reparaciones se han hecho», no se ha intervenido «en profundidad» en los pisos de régimen protegido, propiedad del Ayuntamiento, y tampoco en los que figuran en régimen de alquiler desde hace más de 20 años, pese haberlo demandado. La nueva promoción de 92 viviendas de la calle Torre Doña María, asoma su cerco de alambradas de púas y contrasta con las pintadas que tachan los bloques desde Las Botijas hasta Meñaca. Al final de la calle, un mastodóntico velódromo municipal de vanguardia choca con la fila de casas humildes de Ibarburu. Desde la calle Serrana, se destapa la otra cara del Sur. Es el Cerro Blanco, reconocido por sus negocios de narcotráfico y operaciones antidroga entre clanes de etnia gitana. Operan en los aledaños y disponen de enlaces con la capital hispalense, principalmente en las Tres Mil, e incluso con grupos internacionales, según los resultados de las últimas detenciones policiales.
Dos niños juegan sobre montañas de arena y escombros. Un columpio oxidado aguanta en un descampado. Son poco más de las seis de la tarde y las familias ya han encendido las hogueras en mitad de unas calzadas que hacen suyas. Otros permanecen en los corralones, casas enfoscadas sin terminar. Dos galgos están amarrados en un sofá, donde tres jóvenes miran un pequeño televisor. «Pásame la carne primo, que esto ya está», grita una mujer entre la humareda de una barbacoa improvisada en plena calle. En una pared próxima se lee, paradójicamente, «no echar basura en el suelo».
Entre el bien y el mal
Bajando, se alcanza El Chaparral. Como la Costa del Sol, actúa como barrera, pero su situación nada tiene que ver con el resto. Familias trabajadoras de clase media viven en el límite «entre el bien y el mal». Son el paso hacia el foco del conflicto. Ya han reiterado la falta de medios policiales, sobre todo de noche.
Bien es verdad, que la vecindad percibe mejoras desde que la Oficina Municipal para la Zona Sur está operativa. «Se está haciendo mucho por las mujeres gitanas y los jóvenes que antes estaban en la calle y hoy tienen algún trabajo», reconocen los vecinos, pese a que las iniciativas «llegan con años de retraso».
El Ayuntamiento de Dos Hermanas, que siempre ha pedido que no se estigmatice la zona para evitar comparaciones con el Polígono Sur de la capital, viene trabajando en la elaboración de un Plan Integral desde hace más de un año. LLeva retraso, aunque la coordinadora, Mercedes Cordero, apuesta por un futuro en convivencia. pues desde que «los payos han emparentado con los gitanos», bien por vínculos matrimoniales o por conctato en los talleres municipales, la cosa va a mejor.
El Foro del Sur
La Plataforma Cívica «Dos Hermanas Sur» tiene su propio análisis. Conscientes de la transformación de sus barrios —Costa del Sol, Los Montecillos, Cerro Blanco, Ibarburu, El Chaparral, Miravalle y La Jarana, donde residen casi 25.000 personas—, aplauden que, en los últimos cinco años, la dinámica de la marginalidad y el enfrentamiento, haya dado paso a la integración social. Aún así, alertan de que queda mucho por hacer.
En un estudio reciente del centro de salud, se detectó que un 31% de las mujeres había abortado voluntariamente, y que la mitad lo había hecho más de una vez. Se revela además que un 54% de los niños no estaba bien vacunado, y que el absentismo escolar y las dificultades educativas en algunos centros siguen siendo altas. Consideran que la inserción socio-laboral de los jóvenes requiere «un esfuerzo sostenido y común» y que los contratos «cíclicos» que aporta el Ayuntamiento se están convirtiendo para algunas familias en una medida «asistencialista perpetuadora de marginación» que no favorece su incorporación al mercado laboral.
Alcalá: Rabesa y el Castillo
Cualquier alcalareño adjudicaría la condición de zona con problemas de marginalidad a dos barrios de la ciudad claramente delimitados en su entramado urbano: Rabesa y el Castillo (también conocido como San Miguel). Ambas zonas comparten apuntes comunes en su listado de problemas: drogas, desempleo, bajo nivel económico y formativo o condiciones deficitarias de las viviendas y en la dotación urbana. Pero también tienen problemas propios, muchos de ellos desde hace décadas. En ambos casos se plantean soluciones desde la administración local, algunas han tomado forma en los últimos años como la mejora de las infraestructuras en Rabesa; otras se han quedado en documentos.
El barrio del Castillo ocupa, como absurdo contrapunto a su situación, uno de los entornos más hermosos de la ciudad. A quien no lo conozca se le podría ilustrar diciéndole que es un pequeño Albaicín. Está en las faldas del Castillo, en el que fuera antiguo arrabal medieval de la fortaleza. En su centro está la iglesia mudéjar de San Miguel y sus casas se agarran a la piedra del alcor y las murallas indistintamente. Tiene calles estrechas, pero de horizontes altos en virtud de la elevación en la que se asienta. Hay casas que tienen un dormitorio o varios cuartos excavados en la roca, ocupando lo que fueron antiguas cuevas. El río discurre a sus pies y las vistas abarcan hasta Sevilla.
Pero esta imagen se empaña ante la realidad social y material del barrio. Muchas viviendas carecen de las condiciones mínimas. Fueron construidas anárquicamente a lo largo del siglo pasado por sus propios moradores, aprovechando cualquier espacio, incluso las antiguas cuevas en las que se asentaron muchos gitanos en una estampa costumbrista que alumbró tipismos y una cierta mitología del cante flamenco. El nivel económico y formativo de su población es bajo y los años duros de la heroína hicieron mella en su juventud. Hay delincuencia y casas que suministran droga de forma constante. Falta limpieza, mobiliario y dotaciones. La iglesia de San Miguel está abandonada a su suerte y sirve de basurero, refugio de drogadictos, escenario de candelas nocturnas e incluso en alguna ocasión, corral para galgos.
Es difícil establecer generalidades en un colectivo humano, pero sus propios habitantes hablan de una estratificación urbana del barrio. Según se sube desde la calle San Fernando, a la derecha queda la zona buena. Personas humildes, pero en su gran mayoría normalizadas socialmente. Ellos mismos se califican con orgullo como «los castilleros» y configuran un reducto del pueblo pequeño y vinculado al campo que fue Alcalá. Hay corrales con gallinas, patios cuajados de macetas y sillas en la puerta en verano. A la izquierda queda la zona con mayores problemas, donde la droga y la delincuencia en forma de pequeños robos es cotidiana.
El futuro que se vislumbra para el barrio en los planes municipales, incide en su transformación en un Albaicín alcalareño, aprovechando el tirón turístico del Castillo para crear en él tiendas de artesanos, cuevas en las que oír flamenco, miradores sobre el río o calles por las que pasear entre tipismos de cal y macetas de gitanillas. Una imagen bucólica y desde luego, lejana, aunque un primer paso puede ser la creación de la Ciudad de la Cultura en las faldas del Castillo.
Rabesa está en el otro extremo de la ciudad, en su salida hacia la A-92 y la carretera de Mairena. El barrio tiene una clara identificación urbana. Está enclavado sobre una elevación y rodeado en su frente de altos muros que lo delimitan y contribuyen a su estigmatización social. Es el espacio que antes ocupaba un almacén de aceitunas de la familia Rafael Beca y una escombrera. Ahora es una zona con una alta concentración de bloques de pisos, donde se concentró desde los años 70, pero sobre todo en las dos décadas siguientes, la construcción de vivienda de protección oficial en régimen de alquiler. Aquí radica el origen de muchos de los problemas. La falta de control de la propiedad de las viviendas dio origen al caos. Aunque no eran propietarios, sus ocupantes, compraban y vendían los pisos por bajas cantidades, muchos de ellos, para marcharse. Esto fue concentrando una población que cada vez aglutinaba mayores problemas de integración social. El seguimiento de las concesiones legítimas de muchos pisos se hizo imposible.
De forma paralela cundió en los viejos habitantes, —«humildes, pero trabajadores»— la aspiración de dejar el barrio tomado por pandillas de jóvenes, traficantes y delincuentes. Y de forma paralela en la estigmatización en toda la ciudad de los denominados Pisos Blancos y el bloque del Titanic, como zonas por las que evitar pasar. La situación abocó en una grave crisis social provocada por un hecho violento. En agosto de 1999 un enfrentamiento entre dos familias de la zona desemboca en la muerte violenta de un joven. La familia implicada tuvo que huir ante la presión social y el barrio entero se movilizó contra la situación. En una masiva manifestación los vecinos reclamaron soluciones a todos los problemas del barrio. Llegaron hasta el Ayuntamiento, entraron a la fuerza en el Patio y la Policía tuvo que impedir que asaltaran la alcaldía y los despachos de la planta alta.
Ante la gravedad de lo ocurrido el Ayuntamiento diseñó un plan de actuación que ha comenzado ahora a materializarse. La idea general era aumentar las dotaciones e infraestructuras del barrio, pero también ubicar en él grandes dotaciones, para buscar la normalización de la zona y su apertura al resto de la ciudad. Se han creados dos parques, un conservatorio de música, hace pocos meses abrió el nuevo centro de salud, Virgen de la Oliva y para el próximo año entrará en funcionamiento la nueva comisaría de Policía Nacional.
Aljarafe
Si se consulta aunque sea brevemente la historia de La Pañoleta, se entiende la situación que vive todavía esta barriada de Camas. La zona surgió allá por los años 30 y 50, fruto de la búsqueda de suelo más barato. La mayoría de las viviendas era autoconstrucción en zona inundable. Además, la dificultad de conectar el barrio con el casco urbano ha provocado que con el paso del tiempo, esta zona haya quedado más marginada. A esto se le suma la carencia de inversión por parte de las administraciones en infraestructuras sanitarias, culturales o educativas.
La Pañoleta ocupa un lugar preferente dentro del Plan de Barrios de la Diputación. Además de controles policiales, el plan lucha por la eliminación del absentismo escolar.
Entre las medidas que se están tomando para intentar cohesionar el núcleo urbano de Camas con La Pañoleta está la instalación de la biblioteca municipal en esta barriada. Igualmente, se ha procedido a la construcción del nuevo ambulatorio.
Coria del Río
Paseando por Coria del Río, nos podemos encontrar una estampa similar en las calles Virgen de la Salud, Lucero o la barriada del Pozo. En esta zona, conocida como Cuatro Caminos y en la que la mayoría de la población es gitana, uno de los principales problemas es el tráfico de drogas. Esta estampa, además, se completa con la precariedad de las viviendas, la insalubridad que se desprende de ellas y los conflictos permanentes entre los vecinos, sobre todo entre los gitanos llegados en los últimos años de la Tres Mil Viviendas.

Por ello, en Cuatro Caminos también hay en marcha un programa destinado a eliminar el tráfico y consumo de drogas, así como a reeducar a las personas que allí viven conforme a unas normas que van desde ducharse y desayuna, para los niños hasta ayudar a sacar el carnet de conducir a los adultos.
La mayoría de los vecinos dicen que Cuatro Caminos está olvidado por la Administración. Les han prometido la mejora de las infraestructuras, una zona verde y un paso peatonal. Pero todas estas actuaciones son simultáneas al control que la Policía debe seguir realizando para frenar el tráfico de drogas, la delincuencia o el vandalismo.
San Juan de Aznalfarache
La barriada de Santa Isabel, situada en el Barrio Alto de San Juan de Aznalfarache es otra de las zonas conflictivas más reconocidas del Aljarafe. Todavía queda en el recuerdo el tiroteo que por un «descasamiento» se vivió entre varias familias en el que resultaron heridas dos personas.
La vida en este barrio se desenvuelve dentro de la delincuencia, el vandalismo y la drogadicción, con una falta de normas e integración social. En la zona también se llevan a cabo programas de actuación para evitar que los vecinos de otras barriadas tengan que soportar toda esta degradación.
De hecho, la situación de las personas que viven por la barriada y que no se integran en ese mundo, luchan por encontrar un futuro mejor lejos de allí, porque la «normalidad» se puede ver interrumpida en cualquier momento.
Para intentar reeducar a sus habitantes y solucionar los problemas más importantes que allí se dan, la barriada es sometida desde el año 2000 a un Plan de Intervención en Zonas de Necesidad de Transformación Social. Entre los programas, se incluyen «Meteora», talleres para la igualdad de género; «Minerva», de empleo y «Paracaídas», de educación para la Salud de adolescentes. O el programa «Verano Fresquito», que se puso en marcha como oferta lúdica y educativa para los más pequeños.
Pero para ésta como tantas tras zonas marginales como se localizan en Sevilla y su más inmediato entorno hacen falta algo más que buenas palabras.

viernes, 11 de enero de 2008

VALLADOLID «Vivimos entre ratas»

«Vivimos entre ratas y enfermedades y lo único que pedimos es que nos dejen entrar en estas casas pagando un alquiler y arreglándolas nosotros mismos», explica Olga Cortina, una de las mujeres que encabezan la protesta de cuatro familias gitanas de Peñafiel y Manzanillo (a pocos kilómetros) que reclaman la ocupación de las casas de los camineros próximas al cuartel de la Guardia Civil, junto a la carretera de Soria.Ellas y sus maridos volvieron ayer por la mañana a las viviendas en las que ya quisieron entrar el día anterior para toparse con algunos de sus legítimos usuarios -trabajadores del antiguo Mopu que las usan ocasionalmente en régimen de cesión- que acudieron para cerrarlas y evitar su ocupación. «Venimos en verano y la mantenemos un poco curiosa para usarla en esa época», justificaron los inquilinos de una de las casas.


Sus explicaciones, y la presencia de agentes de la Policía Local y la Guardia Civil, no convencieron a los protagonistas de la reivindicaciones. José Barrul, vecino de una infravivienda en un corral de Manzanillo, justificó que «no nos queda más remedio que hacer esto porque nos van a echar de casa y no podemos aguantar más». Su compañero Rafael Romero insiste en que «nosotros no somos delincuentes y lo único que pedimos es poder arreglarlas un poco si están abandonadas y pagar una renta que podamos asumir».José Barrul asegura que «estas casas -son ocho- llevan once años deshabitadas» y recuerda que «hemos pedido más de cien veces que nos den una vivienda sin conseguir nada en los últimos años». Por eso sus mujeres acudieron ayer por la mañana al Ayuntamiento para mantener una reunión con el alcalde, Félix Ángel Martín, en la que éste les recordó que «no nos podemos meter allí por la fuerza sin pedir antes permiso y que esperemos a que salgan dos casas de protección en las Rondas para solicitarlas», resume María del Carmen Hernández. Reunión con VadilloÉsta última y sus tres compañeras anunciaron su intención de «pedir una reunión con Cecilio Vadillo -la titularidad de las casas es del Ministerio de Fomento-» y anunció que «si no nos dan una solución pronto nos encadenaremos en las casas o en las puertas del Ayuntamiento porque no podemos seguir viviendo como ahora».El regidor explicó después que «bajo ningún concepto se puede entender que nadie se tome la justicia por su mano e invada una casa propiedad del Estado» y recordó que a primera hora de la mañana envió a los efectivos de la Policía Municipal, apoyados por la Guardia Civil, a las ocho casas de los camineros para que evitaran una posible ocupación forzosa.Tampoco sus palabras aplacaron las intenciones de las cuatro parejas, con un total de ocho hijos pequeños a su cargo, de seguir adelante con su protesta para conseguir una «vivienda digna» en la que olvidar «las humedades, los ratones» y el hacinamiento de cada familia en pequeñas habitaciones en las que duermen todos sus miembros. El alcalde sentencia que la única vía para que logren su sueño «es la legalidad».


nortecastilla.es 11 enero 2008